El uso universal de mascarillas podría hacer más leve la enfermedad por covid-19

La utilización generalizada de tapabocas parece limitar la cantidad de partículas de virus que llegan a su portador, lo que podría reducir la gravedad de la enfermedad y la tasa de nuevos contagios. La idea, aún no confirmada, se basa en una técnica de profilaxis utilizada con la viruela antes del descubrimiento de las vacunas.

El uso de mascarilla limita la excreción de gotas respiratorias de individuos infectados por coronavirus

Desde marzo, las mascarillas se han incorporado a nuestra rutina diaria. Su uso en población general puede servir como un medio de control de la fuente de infección al reducir la propagación en la comunidad, ya que se limita la excreción de gotas respiratorias de individuos infectados que aún no han desarrollado síntomas o que permanecen asintomáticos.

Eso sí, la utilización debe considerarse solo como una medida complementaria y nunca como reemplazo de las medidas preventivas de distanciamiento físico, higiene de manos, etiqueta respiratoria y evitar tocarse la cara, la nariz, los ojos y la boca.

Según un estudio publicado en la revista  The New England Journal of Medicineha el uso de mascarillas a escala global podría estar creando inmunidad frente a la infección por coronavirus. Además, podría hacer que las infecciones fueren más leves y hubiese mayor proporción de asintomáticos.

Dado que las mascarillas pueden filtrar algunas gotitas que contienen virus, su uso podría reducir la dosis que inhala una persona expuesta.

Esta posibilidad es coherente con una teoría sobre la patogénesis viral, que sostiene que la gravedad de la enfermedad es proporcional al inóculo viral recibido, es decir, la cantidad de partículas del virus que han producido el contagio. En las infecciones por SARS-CoV-2, dosis elevadas de inóculo viral pueden golpear las defensas inmunitarias, aumentando la gravedad de la enfermedad.

Dado que las mascarillas pueden filtrar algunas gotitas que contienen virus, su uso podría reducir la dosis que inhala una persona expuesta. Si esta teoría se reafirmara, la utilización en toda la población podría contribuir a aumentar la proporción de infecciones asintomáticas.

Si se confirmara, el uso mundial de mascarilla podría convertirse en un sistema de prevención que generaría cierta inmunidad y frenaría la propagación del virus a la espera de una vacuna. Eso sí, por el momento, se trata solo de una hipótesis.

Se necesitarían más estudios que comparasen la tasa de infección asintomática en zonas con y sin uso de mascarilla general, pero no se puede forzar esa investigación ya que sería poco ético.

Las mascarillas pueden reducir la gravedad de la enfermedad y aumentar la proporción de infección asintomática

Diversas pruebas virológicas y epidemiológicas apoyan que las mascarillas pueden reducir la gravedad de la enfermedad y aumentar la proporción de infección asintomática. La necesidad de mascarilla se hizo evidente cuando empezaron a publicarse informes en los que se describían las elevadas tasas de propagación del SARS-CoV-2 por la nariz y la boca de los pacientes presintomáticos o asintomáticos, tasas de propagación equivalentes a las de las personas con síntomas.

En este sentido, en un brote ocurrido en marzo en un crucero argentino —en el que se proporcionaron a los pasajeros mascarillas quirúrgicas y al personal mascarillas N95— la tasa de infección asintomática fue del 81 % (en comparación con apenas el 20 % de anteriores brotes en cruceros donde aún no se conocía la importancia de los cubrebocas).

Inmunizar no es solo prevenir la infección

A pesar de las preocupaciones relativas a la seguridad, la distribución mundial y la absorción, hay grandes esperanzas de que se produzca una vacuna eficaz contra el SARS-CoV-2. No obstante, la esperanza en materia de inmunización no se reduce a la prevención de las infecciones: la mayoría de los ensayos incluyen un resultado secundario de disminución de la gravedad, ya que el aumento de casos en que la enfermedad es leve o asintomática sería igualmente una victoria para la salud pública.

El pasado agosto, otro estudio mostró datos prometedores que sugieren que incluso tras covid-19 de forma leve o asintomática se produce una fuerte inmunidad celular, por lo que cualquier estrategia que pueda reducir la gravedad de la enfermedad debería aumentar también la inmunidad de toda la población.

La lucha contra la pandemia implicará reducir tanto las tasas de transmisión como la gravedad de la enfermedad. Y cada vez hay más pruebas que indican que el uso de mascarilla en toda la población podría beneficiar a ambos componentes de la respuesta.

El uso universal de mascarillas podría hacer más leve la enfermedad por covid-19

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