Cubiertas ajardinadas o huertos urbanos instalados sobre el techo de camiones o furgonetas podría ser una idea para aumentar los espacios verdes en las grandes ciudades, o por lo menos eso es lo que piensa el paisajista español Marc Grañén
Pájaros, abejas, lombrices o mariposas son algunos de los viajeros de estos espacios verdes móviles que además de aumentar la biodiversidad de la zona contribuyen por ejemplo a la refrigeración de vehículos isotermos que pueden reducir la energía empleada en un 33 por ciento.
Cada metro cuadrado de estos jardines captura unos 20 kilogramos de dióxido de carbono al año, aplicando esta propuesta a una ciudad como Madrid y colocando un jardín sobre cada los autobuses que circulan por sus calles, dispondríamos de 2 hectáreas verdes moviéndose por las calles ayudando a luchar contra el efecto isla de calor generado por el asfalto.
La técnica consiste en instalar jardineras de siete centímetros de alto sobre el techo del automóvil, con la peculiaridad de que “no utilizan sustrato vegetal o tierra”, sino que se construyen sobre “un soporte hidropónico, con disoluciones minerales que sustituyen el suelo agrícola, en forma de espuma o de lana de roca mineral”, de manera que no sólo “perite vivir a las plantas sino que es más ligero y no mancha”.
Además, el sistema incluye una placa de acero galvanizado recubierta con pintura impermeable sobre la que se colocan unas bandas metálicas “que permiten la circulación del agua y evitan corrimientos en caso de frenada”. Encima se coloca el sustrato sobre el que se planta la manta de sedum y las especies ornamentales, y todo ello se cubre con una malla metálica que, unida a las baldas, impide que se mueva el jardín.
En estos espacios caben desde arbustos pequeños, romero, menta o flores de temporada hasta fresones, lechugas y escarolas que pueden convertir el conjunto en un pequeño huerto.
Visto en El Confidencial
