Una campaña para decretar la prohibición del desarrollo de robots para fines sexuales está cogiendo cuerpo. La promotora de la campaña, la Doctora Kathleen Richardson afirma que usar la tecnología para este fin es innecesario e indeseable.
La Doctora Richardson, especialista en el campo de la ética robótica en la Universidad de Montfort, en Leicester, quiere dar a conocer el tema y someterlo al debate público. Su objetivo es definir el uso que queremos dar a la tecnología y evitar el desarrollo de robots sexuales.
El fin sexual viene siendo actualmente el principal enfoque de la industria robótica. Ajuicio de la Doctora Richardson, los avances realizados, refuerzan el estereotipo de la mujer y la opinión que hay sobre el aspecto físico, además de intensificar el ideal de la «mujer sumisa«, contribuyendo a relaciones perjudiciales entre hombres y mujeres, adultos y niños, mujeres y hombres y mujeres con mujeres.
Un robot provisto de inteligencia y posibilidad de auto-aprendizaje, tendría la capacidad de hablar con nosotros y aprender lo que le guste, practicar sexo, sería una de las muchas posibilidades que nos podría ofrecer.
David Levy, autor del libro ‘Amor y Sexo con Robots’, dice que ya hay un gran público esperando muñecas. Para el 2050, las relaciones íntimas entre robots y humanos serán comunes.
Según Levy las relaciones con robots no hay que entenderlas como algo degradante para las mujeres si no algo similar al uso de un consolador o un vibrador.
Levy asegura que los compañeros robóticos serán una parte más de nuestro futuro, aunque cree que de momento la sociedad no está lista para aceptar esa realidad.
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