Un nuevo desarrollo de un minireactor nuclear

No es la primera vez que hablamos de los minireactores nucleares, pero es sabido que la producción de este tipo de energía puede presentar sus riesgos. Ahora la noticia es que técnicos de la Universidad Brigham Young (BYU), en Utah, EEUU, han diseñado un minireactor nuclear de sal que cabe en un camión y que promete acabar con los dos grandes problemas que lastran a esta tecnología: los accidentes y los residuos.

La energía nuclear puede ser extremadamente segura y extremadamente asequible, si se hace de la manera correcta y puede ser la solución perfecta para para la complicada situación energética en la que nos encontramos.

Un diseño innovador basado en la sal

La diferencia de este diseño con otros reactores tradicionales —como el de agua ligera, muy común en los EEUU— es que no requieren la participación del agua para enfriar las barras de combustible sólidas donde se guardan los productos sobrantes de la reacción.

Si hay un corte en el flujo de agua, las barras pueden sobrecalentarse y toda la instalación corre el riesgo de sufrir una fusión en el núcleo del reactor, como ocurrió en los accidentes de Chernobyl y Fukushima.

El diseño que nos ocupa no necesita agua, ya que los elementos radiactivos se almacenan en sal fundida en lugar de en barras de combustible. La sal, tiene una temperatura de fusión extremadamente alta (550 grados celsius) y al entrar en contacto con los residuos radioactivos hace que la temperatura de estos descienda rápidamente por debajo del punto de fusión. Cuando la sal se cristaliza absorbe el calor, evita el peligro de una fusión del núcleo.

Al no haber riesgo de fusión, no son necesarias las medidas de seguridad que hacen que algunas plantas nucleares tradicionales alcancen los 2,6 kilómetros cuadrados de extensión. Todo lo necesario para hacerlo funcionar, está diseñado para caber un camión de 12 metros.

La carrera por los minireactores nucleares

Esto hace que el reactor de sal sea portátil y pueda moverse de sitio y llevar energía hasta los lugares más remotos. La capacidad energética de este diseño, es suficiente como para alimentar de electricidad a 1.000 hogares.

El equipo de técnicos asegura que la sal consigue también que los residuos se queden atrapados en su interior de forma segura, lo que evita tener que almacenarlos en otro lugar. Además, dicen, muchos de estos productos son valiosos y pueden extraerse de la sal y venderse, como el molibdeno-99 —un elemento extremadamente caro que se utiliza para las pruebas de diagnóstico por imagen, en los escáneres—, el oro o el platino.

Uno de los problemas que han afectado a este tipo de reactores desde su invención en la década de los 60 es la corrosión que sufren sus materiales por la sal. Sin embargo, parece haberse resuelto el problema eliminando el agua y el oxígeno de la sal, algo que, reduce enormemente la corrosión.

La ventaja de los reactores compactos es, aparte de su mayor seguridad, su movilidad. Este tipo de reactores se pueden transportar hasta zonas donde el acceso a la electricidad es caro y complicado. Además, algunos de estos sistemas son modulares por lo que se pueden ampliar si se requiere más energía.

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