Los ferris siempre han sido vistos como un medio de transporte práctico y económico, pero para los viajeros atentos, representan mucho más que eso. Viajar en ferry es convertir el trayecto en parte esencial del viaje: observar paisajes únicos, sentir el viento marino en la cara y descubrir comunidades costeras desde una perspectiva distinta. A diferencia de los aviones o los trenes, los ferris nos permiten conectar con el entorno a un ritmo pausado, auténtico y sostenible.
En muchas regiones del mundo, los ferris no son un lujo, sino una necesidad cotidiana. Para islas, fiordos o costas remotas, son el único medio de conexión. Y precisamente por esa función esencial, los ferris han evolucionado en confort, seguridad y rutas que hoy se cuentan entre las experiencias más memorables del turismo global.
El encanto único de viajar en ferry
Subirse a un ferry significa abandonar la prisa. El trayecto puede durar minutos o varias horas, pero en ambos casos invita a observar cómo el paisaje se transforma lentamente. Desde la cubierta se aprecia la inmensidad del mar, los acantilados, los pueblos que aparecen a lo lejos y la fauna marina que acompaña discretamente.
A diferencia de los cruceros, los ferris no buscan entretener con espectáculos artificiales, sino con lo que ofrecen el mar y la costa. Esa autenticidad atrae cada vez a más viajeros, especialmente en una época en la que el turismo sostenible gana importancia.
Rutas escénicas que debes experimentar al menos una vez
Fiordos de Noruega
Noruega es, sin duda, el paraíso de los ferris panorámicos. Navegar por los fiordos como Geirangerfjord o Sognefjord permite observar montañas de más de mil metros que se elevan directamente desde el agua, cascadas espectaculares y pueblos pesqueros que parecen sacados de una postal. Las travesías son cortas, pero impactan para toda la vida.
Staten Island Ferry, Nueva York
Uno de los paseos más emblemáticos y gratuitos del mundo. Conecta Manhattan con Staten Island y regala vistas inmejorables de la Estatua de la Libertad y el skyline de Nueva York. Para miles de turistas, es la forma más accesible de ver estos iconos sin pagar un tour privado.
Estrecho de Cook, Nueva Zelanda
El ferry que conecta Wellington y Picton atraviesa un mar conocido por su bravura, pero al llegar a los fiordos de Marlborough el viaje se convierte en pura magia: colinas verdes, bahías escondidas y aguas tranquilas. Es considerado uno de los recorridos en ferry más bellos del planeta.
Islas Griegas
Los ferris entre Santorini, Mykonos, Paros o Naxos son un clásico del Mediterráneo. Navegar sobre el Egeo, con sus aguas turquesas y el contraste de casas blancas en lo alto de los acantilados, convierte cualquier traslado en una postal viviente.
Japón: Hiroshima a Miyajima
Un ferry corto que ofrece una de las vistas más icónicas de Japón: el torii flotante de Itsukushima. Verlo emerger del mar mientras la embarcación se acerca es un momento cargado de espiritualidad y belleza cultural.
Mediterráneo Occidental
Las rutas entre Italia, Córcega y Cerdeña son otra experiencia inolvidable. Los ferris que cruzan estas aguas unen historia, cultura y paisajes costeros que combinan playas doradas con puertos vibrantes.
Alaska Marine Highway, EE. UU.
Este sistema de ferris recorre la costa de Alaska y conecta pueblos que no tienen carreteras. Ballenas, glaciares y bosques boreales acompañan la travesía, ofreciendo un contacto directo con la naturaleza salvaje del norte.
Confort y vida a bordo
Los ferris modernos ofrecen mucho más que un asiento. En rutas largas, incluyen cafeterías, restaurantes, salones con vistas panorámicas e incluso camarotes para descansar. Para los viajeros, esto convierte el trayecto en una experiencia cómoda y social: se conversa con locales, se disfruta de la gastronomía y se vive el viaje con calma.
A diferencia de los aviones, aquí no hay turbulencias ni restricciones de movimiento. Puedes caminar por cubierta, respirar aire puro y fotografiar paisajes únicos. Esta libertad es parte del atractivo.
Seguridad y mantenimiento: la base de todo ferry
La seguridad de un ferry depende de su estado técnico. Motores, sistemas eléctricos y equipamientos deben estar en perfecto funcionamiento para que el trayecto sea estable. Uno de los elementos más críticos en la operativa es el sistema de combustible. El uso de Filtros Decantatadores asegura que el gasóleo llegue limpio al motor, eliminando agua e impurezas que podrían causar fallos graves. Estos componentes invisibles para el pasajero son los que garantizan que la travesía se desarrolle sin incidentes y con total confianza.
Además de los sistemas mecánicos, los ferris cuentan con chalecos salvavidas, botes de emergencia, señalización clara y protocolos de evacuación que se revisan periódicamente. Todo está diseñado para que el viajero disfrute sin preocuparse de lo que sucede tras bastidores.
Ferris como símbolo de sostenibilidad
Viajar en ferry es también una elección más sostenible frente a vuelos cortos. Al compartir espacio con decenas o cientos de pasajeros, las emisiones por persona son mucho menores. Además, muchas compañías están incorporando motores híbridos, uso de combustibles más limpios e incluso proyectos de electrificación, especialmente en trayectos cortos.
En ciudades como Ámsterdam o Estocolmo, los ferris eléctricos ya son una realidad y muestran que el futuro de este transporte será más verde y silencioso.
Consejos para disfrutar al máximo de un viaje en ferry
- Llega temprano: así podrás elegir un buen lugar en cubierta o junto a las ventanas.
- Abrígate bien: incluso en verano, el viento en alta mar puede ser frío.
- Lleva cámara o móvil cargado: los paisajes desde un ferry suelen ser únicos.
- Infórmate de la duración: algunos trayectos permiten reservar camarotes, lo que hace el viaje más cómodo.
- Vive el trayecto: no te quedes sentado; camina por la cubierta, habla con otros viajeros y siente la experiencia.
Conclusión: el trayecto como destino
Los ferris no son simples medios de transporte. Son experiencias de viaje que combinan practicidad, sostenibilidad y belleza. Ofrecen paisajes que se quedan grabados en la memoria y una conexión auténtica con la vida costera. Desde los fiordos noruegos hasta las islas griegas, cada ruta escénica es una invitación a vivir el mar de forma distinta.