Una herramienta de hueso de 130.000 años redefine la capacidad tecnológica de los neandertales

El estudio de la evolución humana sigue ofreciendo hallazgos que cuestionan nuestra visión sobre los neandertales. Durante mucho tiempo se les consideró un grupo humano de habilidades limitadas, capaces de sobrevivir únicamente gracias a técnicas rudimentarias. Sin embargo, la evidencia arqueológica más reciente apunta en otra dirección. Un descubrimiento en Bélgica, publicado en Scientific Reports en julio de 2025, muestra que estos homínidos poseían una capacidad tecnológica más avanzada de lo que se había asumido hasta ahora.

En la cueva de Scaldina, ubicada en el valle del río Escalda, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Gante ha identificado una herramienta elaborada a partir de un hueso de león cavernario (Panthera spelaea). Lo que convierte a este hallazgo en excepcional es su datación y su diseño. Se estima que el objeto tiene alrededor de 130.000 años de antigüedad, lo que lo sitúa en el periodo de la glaciación Saal, y que presenta evidencias claras de haber sido trabajado para cumplir múltiples funciones.

Una “navaja suiza” paleolítica

El hueso, perteneciente a una tibia de león cavernario, fue modificado por los neandertales mediante técnicas de fractura controlada y desgaste. El análisis microscópico reveló la existencia de cuatro áreas de uso distintas, cada una adaptada a una función particular. Algunas superficies muestran marcas compatibles con tareas de raspado o corte, mientras que otros fragmentos fueron reutilizados como soporte para el retoque de herramientas de piedra.

Este proceso de reutilización resulta especialmente revelador. No se trataba simplemente de fabricar un objeto a partir de un hueso disponible, sino de planificar su fragmentación para obtener un recurso polivalente. En términos prácticos, el mismo objeto funcionaba primero como herramienta activa y después como molde o abrasivo para afilar utensilios líticos. Se trata de un comportamiento que combina economía de recursos, capacidad de previsión y comprensión de materiales.

La herramienta más antigua de su tipo

Hasta ahora, se habían documentado otros ejemplos de utensilios óseos neandertales, como los lissoirs, utilizados para trabajar el cuero. Sin embargo, estos pertenecían a cronologías más recientes y no mostraban tanta versatilidad. La pieza de Scaldina se convierte así en la herramienta multifuncional más antigua atribuida a los neandertales, ampliando nuestro conocimiento sobre su cultura material.

Este hallazgo también tiene implicaciones comparativas. En ocasiones, se ha sugerido que los Homo sapiens introdujeron técnicas más refinadas en Europa, transmitiéndolas a los neandertales. Sin embargo, este descubrimiento respalda la hipótesis contraria: en determinados contextos, fueron los neandertales quienes desarrollaron innovaciones propias que incluso pudieron influir en las poblaciones humanas modernas.

Innovación y comportamiento simbólico

El hallazgo de Scaldina no puede entenderse de manera aislada. En los últimos años se han acumulado evidencias que sitúan a los neandertales en un nivel cognitivo más complejo de lo esperado. En cuevas de España, por ejemplo, se han encontrado conchas marinas perforadas y pigmentadas que habrían sido utilizadas como adornos o amuletos. También existen pruebas de prácticas de coleccionismo de objetos sin una utilidad directa, lo que podría relacionarse con comportamientos simbólicos.

En el plano técnico, además de los lissoirs, se han identificado estrategias de reciclaje en el uso de piedra y hueso, mostrando un aprovechamiento máximo de los recursos disponibles. Todo ello compone una imagen más matizada de los neandertales: lejos de ser meros supervivientes en un entorno hostil, fueron agentes activos en la creación de soluciones innovadoras y culturalmente significativas.

Relevancia del descubrimiento

El estudio de la tibia de león cavernario ofrece una doble lección. En primer lugar, demuestra que la fabricación de herramientas neandertales no respondía únicamente a la inmediatez de la necesidad, sino que incorporaba una dimensión de planificación y adaptabilidad. En segundo lugar, refuerza la idea de que la línea que separa las capacidades cognitivas de neandertales y Homo sapiens es más difusa de lo que tradicionalmente se ha creído.

Si aceptamos que hace 130.000 años un grupo de neandertales pudo transformar un hueso en un utensilio polivalente, estamos obligados a reconsiderar su papel en la historia de la tecnología humana. La noción de que la complejidad cultural apareció únicamente con nuestra especie se ve cada vez más debilitada.

Una nueva mirada al pasado

En definitiva, la herramienta descubierta en Scaldina actúa como testimonio de la creatividad y el ingenio neandertal. No solo aporta información sobre técnicas de manufactura, sino que también nos invita a reflexionar sobre los límites de nuestra definición de humanidad. Tal vez la verdadera diferencia entre nosotros y ellos no resida tanto en la inteligencia técnica, sino en la capacidad de transmisión cultural a gran escala.

Lo que resulta indudable es que los neandertales, lejos de la caricatura de seres toscos y limitados, fueron innovadores capaces de desarrollar objetos sofisticados. Su legado, plasmado en hueso y piedra, sigue siendo un recordatorio de que la evolución de la tecnología es una historia compartida, mucho más antigua y compleja de lo que imaginamos.

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