Cuatro mitos sobre las baterías que conviene desterrar cuanto antes

Aunque el avance de la tecnología ha sido notable en los últimos años, especialmente en el campo de los dispositivos móviles, algunos mitos sobre el funcionamiento de las baterías siguen muy presentes entre los usuarios. Muchos de estos conceptos provienen de una época en la que predominaban las baterías de níquel-cadmio (NiCd) o de hidruro metálico de níquel (NiMH), cuyos comportamientos eran muy distintos a los de las actuales baterías de iones de litio.

Hoy en día, prácticamente todos los dispositivos móviles —teléfonos, tablets, ordenadores portátiles, auriculares, etc.— utilizan baterías de ion-litio (Li-ion) o polímero de litio (LiPo), que presentan una serie de ventajas, pero también ciertas particularidades que es importante conocer para alargar su vida útil y evitar daños innecesarios.

A continuación, desmentimos cuatro de los mitos más comunes sobre el uso de baterías en dispositivos modernos.

1. Es necesario dejar que la batería se descargue completamente antes de volver a cargarla

Este es uno de los mitos más extendidos y, a la vez, uno de los más obsoletos. Proviene de una práctica recomendada en las antiguas baterías de níquel, que sufrían el llamado efecto memoria. Este fenómeno hacía que la batería «recordara» el punto en el que comenzaba la carga, y poco a poco redujera su capacidad útil si no se dejaba descargar por completo.

Sin embargo, las baterías de iones de litio no sufren este efecto memoria. De hecho, permitir que se descarguen por completo de manera habitual puede resultar perjudicial. Las celdas de litio son más estables y eficientes cuando operan en rangos de carga entre el 20% y el 80%. Por tanto, no solo no es necesario esperar a que el dispositivo se apague para recargarlo, sino que hacerlo puede acortar la vida útil de la batería.

2. No se debe utilizar el móvil mientras se está cargando

Este mito está relacionado más con el miedo que con la realidad técnica. Utilizar un teléfono móvil mientras está conectado al cargador no supone ningún riesgo para el dispositivo ni para el usuario, siempre y cuando se utilicen cargadores certificados y en buen estado.

Sí es cierto que durante el uso intensivo mientras se carga, el dispositivo puede calentarse más de lo habitual. El calor excesivo sí afecta negativamente a la vida útil de las baterías, por lo que conviene evitar escenarios extremos, como jugar a videojuegos exigentes durante largos periodos mientras se carga. Pero en condiciones normales de uso —consultar el correo, redes sociales o navegar— no hay ningún problema.

3. Dejar el móvil cargando toda la noche daña la batería

Esta creencia tiene una parte de verdad, pero requiere matización. Los dispositivos modernos están diseñados con sistemas de gestión inteligente de la carga, que interrumpen el flujo de energía una vez alcanzado el 100%. Sin embargo, si el dispositivo permanece conectado durante muchas horas después de alcanzar la carga completa, puede producirse un fenómeno llamado trickle charging (carga por goteo), en el que el dispositivo recibe pequeñas recargas para mantener el 100%, lo que genera ciclos innecesarios.

A largo plazo, esta práctica puede acelerar la degradación de la batería, aunque no de forma drástica. Lo recomendable es evitar mantener el dispositivo enchufado de forma constante durante toda la noche, sobre todo si se busca conservar la batería en buen estado durante varios años.

4. El modo ahorro de energía perjudica el funcionamiento del móvil

El modo de ahorro de energía está diseñado para limitar temporalmente ciertas funciones con el objetivo de reducir el consumo energético. Esto incluye bajar el brillo de pantalla, reducir la frecuencia del procesador, y restringir la actividad en segundo plano de algunas aplicaciones.

Lejos de dañar el dispositivo, este modo ayuda a optimizar los recursos en momentos donde se necesita extender la autonomía. Es una herramienta útil, especialmente cuando no se tiene acceso inmediato a una fuente de carga. No se trata de una solución permanente, pero puede activarse sin miedo cuando se necesite.

Entender cómo funcionan las baterías modernas y qué prácticas pueden ayudarnos a conservarlas mejor es fundamental en una sociedad cada vez más dependiente de dispositivos electrónicos portátiles. Muchos de los consejos que se repiten aún hoy están basados en tecnologías ya superadas, y es hora de actualizarlos.

Utilizar cargadores certificados, evitar descargas completas frecuentes, no temer al uso mientras se carga, y aplicar el modo ahorro con sentido común son acciones sencillas que pueden marcar la diferencia en la durabilidad de nuestros dispositivos.

Si te ha pasado alguna vez creer uno de estos mitos, no te preocupes: es más común de lo que parece. Lo importante es ir aprendiendo y adaptando nuestros hábitos a la realidad actual de la tecnología.

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