¿Existe el fuego valyrio de Juego de Tronos?

Fuego valyrio

 

No existe con ese nombre exactamente, pero esta implacable arma militar que aparece en una de las grandes series de ficción del momento, Juego de Tronos, existió.

En la historia se le conoce como fuego griego, ya que ellos fueron quienes lo crearon, con el objetivo de defender Constantinopla del asedio musulmán. A simple vista parece mágico, pero no lo es, algunos manuscritos de la época estudiados por expertos historiadores y arqueólogos confirman la existencia de este fuego «inapagable» y destructivo. Cuentan historias de como la flota árabe ardió de repente y por más que los tripulantes de las naves intentaban sofocar las llamas estas no se apagaban. Esta mezcla de componentes lanzado por los bizantinos era capaz incluso de arder en el agua. Durante los siglos VII y XIII fue la táctica miliar que más utilizaron los griegos para defenderse de sus agresores, todo fue un éxito rotundo.

En la serie aparece como un compuesto de color verde un tanto inestable, duradero y destructivo, el cual sólo los alquimistas conocen el secreto para poder prepararlo.

En realidad el fuego griego no fue tan letal como se intenta retratar en la serie de ficción, aunque si fue un secreto igual bien guardado ya que sus creadores se llevaron el secreto a la tumba. Los científicos actuales afirman que el fuego griego estaba formado por nafta (componente del petróleo) y azufre, a su vez la mezcla era líquida. También añaden que a la mezcla podrían incorporarle amoniaco, aunque estas son otras teorías.

El azufre y la nafta (muy inflamable) actúan como combustible, y el amoniaco aporta el oxígeno que consigue que la mezcla combustione. Gracias a estos ingredientes ya tenemos el fuego inapagable. Pero, ¿Dónde está la chispa que prenda? Los expertos piensan que utilizaban cal viva, ya que cuando esta entra en contacto con el agua, puede alcanzar temperaturas superiores a 150ºC, esto forma la mecha perfecta para las batallas navales.

Fuego valyrio 2

¿Por qué no se apagaba? El miedo, la costumbre, la lógica y sobretodo el instinto ordenan apagar el fuego con agua, pero este tipo de incendios no son nada convencionales, por lo que al arrojar agua al centro de la llama ocurre todo lo contrario, se expande y se propaga. Por más agua que intentaban echar, todo ardía más y más. Este tipo de fuegos sólo se puede extinguir por asfixia, eliminando todo el oxígeno con el que pueda alimentarse.

 

Vía | MuyInteresante

 

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