Nuevos descubrimientos nos acercan a la fusión nuclear.
La fusión nuclear continúa siendo el santo grial de las fuentes de energía. Si alguna vez se consigue la soñada reacción de fusión controlada autosostenible nos habremos hecho con el poder de las estrellas. Un nuevo avance publicado por la Universidad de Twente, en los Países Bajos, pare que nos acerca un poco más a este objetivo.
El problema de la fusión es que se produce a temperaturas increíblemente altas. El plasma dentro del corazón del reactor puede alcanzar los 150 millones de grados centígrados. Este tipo de calor necesita una fuente enorme para controlarla, un campo magnético de alrededor de 13 teslas de fuerza. Las fuerzas producidas son tales que no existe prácticamente nada capaz de soportarlo.
Pero ahí viene el descubrimiento. Al enlazar dos alambres del superconductor generador del campo magnético, junto con un único alambre de cobre, el cable resultante aumenta su resistencia frente a las fluctuaciones de calor. El proceso de tejido puede ser repetido hasta que los cables alcanzar la resistencia suficiente para aguantar la energía producida por un reactor de fusión.
El aguante del sistema frente a la inmensa radiación de calor producida se incrementa por la longitud de las espirales de los alambres de cobre y de la proporción de hilos tejidos de uno y otro tipo. Una vez conseguido todo lo anterior se podría controlar el calor producido en la reacción y se podría mantener la fusión nuclear.
