Algo que nos puede pasar cuando bebemos demasiado es que al día siguiente no nos acordemos de nada. El problema se debe a la incompatibilidad del alcohol con las neuronas de nuestro cerebro.
Cuando consumimos alcohol, éste interfiere con los receptores en el hipocampo los cuales se encargan de transmitir el glumato, el compuesto que se encarga de enviar información entre las neuronas.
En un lenguaje más básico, podría decirse que el alcohol provoca que tus neuronas no se puedan comunicar con normalidad afectando a la potenciación a largo plazo, un proceso clave para que nuestro cerebro pueda aprender y retener recuerdos. Es decir, al cargarte la comunicación entre neuronas bebiendo alcohol, haces imposible que tu mente pueda recordar nada.
En este caso este tipo de apagones se provocan por la intoxicación extrema a la que se enfrenta nuestro cerebro. Una intoxicación que también es la culpable de las locuras que hacemos cuando vamos borrachos al perder gran parte del raciocinio por culpa del alcohol.
No todos los apagones de memoria son iguales. Hay borracheras tras las cuales solo olvidas ciertos momentos o situaciones y otras tras las que olvidas todo. Es la diferencia entre apagón en bloque y apagón fragmental.
Visto en diariopanorama.com