¿Realmente los coches eléctricos contaminan menos?

Según un estudio publicado por el Center for Economic Studies (CES) los vehículos eléctricos apenas ayudarán a reducir las emisiones de CO2 en Alemania en los próximos años, debido a que la introducción de vehículos eléctricos no necesariamente conlleva una reducción de las emisiones de CO2 del tráfico rodado.

Sin embargo según el estudio, son los motores de combustión de gas natural los que constituyen la tecnología ideal para disminuir la emisión de gases efecto invernadero, mientras se produce la transición a vehículos más limpios como los propulsados por hidrógeno o metano, combustibles realmente verdes, en un plazo mayor.

Según se refleja, teniendo en cuenta la combinación actual de energía de Alemania y la cantidad de energía utilizada en la producción de baterías, las emisiones de CO2 de los vehículos con batería eléctrica son más altas que las de los vehículos con motores diésel.

En los cálculos publicados en el estudio, se utilizaron ejemplos concretos de un automóvil eléctrico moderno y vehículo diésel. Además de las emisiones de CO2 emitidas en la producción de baterías, se analizaron fuentes alternativas de energía eléctrica a fin de calcular el impacto que tienen los vehículos eléctricos en las emisiones de CO2.

Incluso con la tecnología actual, las emisiones totales de un motor de combustión impulsado por gas natural son casi un tercio más bajas que las de un motor diésel. El estudio critica el hecho de que la legislación de la UE permita que los vehículos eléctricos se incluyan en los cálculos de emisiones de la flota con un valor de emisiones de CO2 «cero», ya que esto sugiere que los vehículos eléctricos no generan tales emisiones.

La realidad es que, además de las emisiones de CO2 generadas en la producción de vehículos eléctricos, no se tiene en cuenta las emisiones de CO2 que se generan en la producción de la energía eléctrica.

El estudio también presenta una visión crítica de la discusión sobre los coches eléctricos en Alemania, que se centra en los vehículos que funcionan con baterías cuando otras tecnologías también ofrecen un gran potencial. Los vehículos eléctricos que funcionan con hidrógeno o los vehículos con motores de combustión alimentados con metano verde, por ejemplo.

La tecnología de metano es ideal para la transición de vehículos de gas natural con motores convencionales a motores que algún día funcionarán con metano de fuentes de energía libres de CO2. Siendo este el caso concluyen que el gobierno alemán debería tratar todas las tecnologías por igual y promover soluciones de hidrógeno y metano también.

Además de este estudio tal y como señalan en el portal especializado Autopista, consultorías como Bernstein han elaborado informes en los que se comparan distintos modelos para comprobar cuáles son las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2) durante toda la vida útil del vehículo (o ciclo de vida). Así, Bernstein ha calculado que un BMW 320i (gasolina) arroja a la atmósfera 22,8 toneladas de CO2, divididas en gasolina consumida (20), extracción y refinamiento del combustible (2,2) y la fabricación (0,6). Por su parte, un Tesla Model 3 eléctrico emitiría 27,1 toneladas de CO2 (21,3 provocadas durante la fabricación de electricidad, 5,2 de la fabricación de baterías y 0,6 durante el ensamblaje del vehículo).

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