El telescopio James Webb: una revolución en la búsqueda de vida extraterrestre

El telescopio espacial James Webb (JWST) es el sucesor del famoso telescopio Hubble, que lleva más de 30 años explorando el cosmos. El JWST se lanzó el 24 de diciembre de 2021 desde la Guayana Francesa y alcanzó su órbita alrededor del punto de Lagrange L2, a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, a principios de 2022.

El JWST es el telescopio más grande y complejo jamás construido, con un espejo principal de 6,5 metros de diámetro y cuatro instrumentos científicos que operan en el rango del infrarrojo. Su principal objetivo es estudiar la formación y evolución de las primeras galaxias, estrellas y planetas, así como la composición y atmósfera de los exoplanetas, es decir, los planetas que orbitan otras estrellas.

Entre los exoplanetas que el JWST observará se encuentran algunos que podrían albergar vida, como los que pertenecen a la zona habitable de sus estrellas, donde la temperatura es adecuada para que exista agua líquida en la superficie. El JWST podrá analizar la luz que atraviesa las atmósferas de estos planetas y detectar posibles signos de vida, como el oxígeno, el metano, el ozono o el vapor de agua.

Uno de los sistemas planetarios más prometedores para la búsqueda de vida es el de TRAPPIST-1, una estrella enana roja que alberga siete planetas del tamaño de la Tierra, de los cuales al menos tres se encuentran en la zona habitable. El JWST podrá estudiar en detalle las características de estos planetas y determinar si tienen atmósferas, océanos o continentes.

Otro candidato interesante es el planeta Proxima b, que orbita la estrella más cercana al Sol, Proxima Centauri, a solo 4,2 años luz de distancia. Este planeta tiene una masa similar a la de la Tierra y se encuentra en la zona habitable de su estrella, pero también está expuesto a intensas llamaradas solares que podrían erosionar su atmósfera. El JWST podrá medir el efecto de estas llamaradas y evaluar la habitabilidad de Proxima b.

El JWST no solo buscará vida en los exoplanetas, sino también en nuestro propio sistema solar. El telescopio podrá observar los satélites de Júpiter y Saturno, como Europa, Encélado o Titán, que podrían albergar océanos subterráneos o lagos de metano donde podría existir algún tipo de vida. El JWST también podrá estudiar el planeta enano Plutón y sus lunas, que presentan una gran diversidad geológica y climática.

El telescopio James Webb es una ventana única al universo y una herramienta fundamental para la astrobiología, la ciencia que estudia el origen, la evolución y la distribución de la vida en el cosmos. Con el JWST, estamos más cerca que nunca de responder a una de las preguntas más antiguas y fascinantes de la humanidad: ¿estamos solos en el universo?

K2-18 b candidato a albergar vida

K2-18 b es un exoplaneta que orbita la estrella K2-18, una enana roja situada a unos 124 años luz de distancia. Este planeta fue descubierto en 2015 por el telescopio espacial Kepler y posteriormente confirmado por el telescopio espacial Hubble, que detectó la presencia de vapor de agua en su atmósfera.

K2-18 b tiene un tamaño de 2,6 veces el de la Tierra y una masa de 8,6 veces la de la Tierra, lo que lo clasifica como una supertierra o un minineptuno. Su distancia a su estrella es de 0,14 unidades astronómicas, lo que lo sitúa en la zona habitable, donde la temperatura es compatible con la existencia de agua líquida.

Sin embargo, el hecho de que K2-18 b tenga agua no significa que tenga vida. Para que la vida surja y se mantenga, se necesitan otros factores, como una atmósfera estable, un campo magnético protector, una química orgánica y una fuente de energía. Además, K2-18 b recibe una alta radiación de su estrella, que es muy activa y emite frecuentes llamaradas solares.

El telescopio James Webb podrá estudiar con más detalle la atmósfera de K2-18 b y buscar otros gases que podrían indicar la presencia de vida, como el oxígeno, el metano o el nitrógeno. También podrá determinar la presión, la temperatura y la nubosidad de este planeta, así como su estructura interna y su geología.

Aunque K2-18 b es uno de los exoplanetas más prometedores para la búsqueda de vida, todavía no hay evidencia definitiva de que la haya. El telescopio James Webb nos ayudará a resolver este misterio y a ampliar nuestro conocimiento sobre este fascinante mundo.

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