La correa de distribución, pieza clave en el funcionamiento de nuestro automóvil

La correa de la distribución, es la pieza que transmite la energía mecánica entre un piñón de arrastre y otro arrastrado, mediante un sistema de dentado que posee tanto la correa como los piñones, impidiendo el deslizamiento mutuo.

La correa de la distribución del coche consigue que el cigüeñal junto con el motor giren coordinados y que los cilindros realicen la ignición en el momento adecuado. Por norma general las correas están hechas de goma de alta calidad y está reforzada con nylon para conseguir una mayor duración.

Muchos motores de cuatro tiempos tanto diésel como gasolina transmiten su movimiento mediante la correa de distribución desde el cigüeñal al árbol de levas. La correa realiza una desmultiplicación de la transmisión haciendo que el árbol gire a la mita de revoluciones que el cigüeñal. También es normal que la correa arrastre la bomba del agua o la bomba del aceite del motor. Hay motores que incluso poseen más de una correa, por ejemplo para ejes contrarrotantes antivibratorios.

La correa de la distribución es necesario cambiarla periódicamente dependiendo del uso. Su rotura puede provocar importantes daños en la culata, especialmente en las válvulas y en los pistones. En un motor diesel, la bomba rotativa está sometida a mayor trabajo debido a la compresión y descompresión cíclica del gasoil por lo que la correa sufre mucho más.

¿Qué síntomas pueden advertirnos de que la correa está mal?

Una avería en la correa de la distribución es algo que tenemos que evitar ya que por norma general esta avería es fatal para el motor. Aunque para cada modelo de coche exista un plazo y unos kilómetros máximos que podemos consultar en el libro de mantenimiento, también podemos detectar una serie de “síntomas” que indican que ha llegado el momento de sustituirla.

El motor produce algún ruido anómalo

Con el desgaste de la correa de la distribución se puede producir un ruidito en el motor, algo similar a un “tic-tac”, aunque este ruido también puede ser producido por baja presión del aceite o escasez de lubricación, es buen momento para llevar el coche al taller.

El motor no arranca

Desde luego si la correa de la distribución ha llegado a romperse, el motor no arrancará.

Fallos en la ignición

Si la correa está a punto de romperse, los cilindros no trabajarán a su tiempo, lo que provocará fallos en la ignición y el fallo de las bujías.

Fugas de aceite

Una señal de aviso es la aparición de Puede tratarse de que la junta entre el propulsor y la correa pierda holgura o que haya fisuras o no esté bien montada. Cualquiera de estos problemas produce un sobrecalentamiento del motor lo que se traduzca en un desgaste prematuro de la correa de distribución.

Si notamos cualquiera de estos síntomas en nuestro vehículo debemos acudir a un taller para el cambio de la correa de distribución. Un buen taller nos proporcionará el mantenimiento necesario en todo momento. Recuerda, en caso de rotura por desgaste los daños en el motor serán irreversibles en muchos casos.

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