La Guerra Química, desde la Primera Guerra Mundial, hasta la Guerra de Siria

Guerra química.

Por arma química entendemos aquella arma que utiliza las propiedades tóxicas inherentes a algunas sustancias químicas para matar, herir o incapacitar al enemigo.

El armamento químico, ha sido considerado por la Organización de las Naciones Unidas, en su convención de 1993,  como  armamento de destrucción masiva y su producción, y almacenamiento están prohibidos.

Alrededor de 70 productos químicos de diversa composición, han sido utilizados como armas químicas en el siglo pasado. Las armas químicas están divididas en tres grupos según su objetivo y tratamiento. La catalogación depende de su uso alternativo en la industria y su toxicidad.

La guerra química tal como la conocemos comenzó durante la Primera Guerra Mundial. Los gases utilizados iban desde el gas lacrimógeno a agentes incapacitantes como el gas mostaza y agentes letales como el fosgeno. Esta guerra química fue uno de los principales elementos de la primera guerra global y también de la primera guerra total del siglo XX.

La capacidad letal del gas era limitada —solo el 3% de las muertes en combate fueron debidas al gas—, pero la proporción de bajas no letales fue alta, llegando el gas a ser uno de los factores más temidos entre los soldados.

Desde el desarrollo de la moderna guerra química en la Primera Guerra Mundial, las naciones han investigado y desarrollado estas armas en cuatro campos principalmente: nuevos y más mortales agentes; métodos más eficientes de lanzar estos agentes hasta el objetivo (diseminación); defensas más efectivas contra las armas químicas; y medios más precisos para detectar los agentes químicos.

Las armas químicas se clasifican de acuerdo a su persistencia, una medida del tiempo en que el agente químico permanece activo tras la diseminación. Los agentes químicos se dividen entre persistentes y no persistentes.

Los agentes clasificados como no persistentes pierden efectividad tras unos minutos u horas. Los agentes puramente gaseosos como el cloro son no persistentes, como tampoco los altamente volátiles como el sarín y muchos otros agentes nerviosos. Tácticamente, los agentes no persistentes son mucho más útiles contra objetivos que deben ser tomados y controlados en poco tiempo. Hablando en forma general, los agentes no persistentes presentan sólo peligro por inhalación.

En contraste con los primeros, los agentes persistentes tienden a permanecer en el entorno por periodos más largos, como una semana, complicando la descontaminación. La defensa contra los agentes persistentes requiere protección para largos períodos. Los agentes líquidos no volátiles como los agentes en ampolla y el agente nervioso oleaginoso VX no se evaporan fácilmente, y por lo tanto, presentan gran peligro al contacto.

Las armas químicas se han utilizado desde el fin de la Primera Guerra Mundial hasta nuestros días, en mayor o menor medida y para fines diferentes.  En la Guerra Fría, en la Guerra de Vietnam, incluyendo los químicos defoliantes como el agente naranja, la guerra de Irán-Irak, el empleo de gases lacrimógenos en la Guerra de las Malvinas, ataques químicos llevados a cabo por diferentes grupos terroristas y por último y más reciente, la Guerra de Siria.

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