Los expertos están preocupados por el excesivo consumo de energía eléctrico producido por los centros de minería de Bitcoin y otras criptomonedas y su afección sobre el medio ambiente mundial.
En diciembre del 2017 se produjeron críticas sobre el consumo de electricidad en los centros de minado, tildando el asunto de “desastre ambiental” incluso Cointelegrap apuntó a que la minería de criptomonedas superará el consumo de los hogares en el 2018.
Algunos ecologistas como Smari MacCarthy del Partido Pirate de Islandia llegan a asegurar que el minado de Bitcoin no es lícito, ya que su principal uso es para la especulación financiera, criticando el gasto de cientos de megavatios para la producción de algo que no tiene existencia tangible ni uso real fuera del ámbito especulativo.
Si nos basamos en estos criterios el consumo de tal cantidad de energía puede no resultar práctico. Sin embargo aunque una aplicación del Bitcoin puede ser la especulación financiera, en países en vías de desarrollo con necesidades de servicios bancarios el Bitcoin funciona como una moneda eficiente y segura para acceder a los servicios financieros. En Venezuela frente al fracaso de su “Petro” se utiliza el Bitcoin para comprar comida, medicamentes y bienes básicos fuera del país debido a que el bolívar venezolano está a la altura de la moneda basura.
La especulación es algo inherente en cualquier sector que se encuentra en las primeras etapas de crecimiento. Los inversionistas especulan sobre el valor y la evolución de los precios de las criptomonedas. Sin embargo a medida que la industria madure y el mercado evolucione los propios inversores dejarán de especular.
¿Realmente se trata de un problema?
El coste de la electricidad es el principal escoyo de los centros de instalaciones de minado. Por esto los mineros de criptomonedas se concentran en reducir sus costes operativos para maximizar sus márgenes de beneficio buscando fuentes económicas de electricidad.
En regiones como el noreste de China, Perú y Chile, el suministro de electricidad generada a partir de fuentes renovables es tan abundante que la se distribuye de forma gratuita. Chile, por ejemplo, produjo tanta energía solar en 2016 que regaló la mayoría. Desde entonces, el gobierno de Chile ha construido más plantas solares y se ha centrado en la construcción de infraestructuras que generan suficiente electricidad limpia para alimentar a todo el país sin costes adicionales.
El consumo de electricidad barata es la base del beneficio de los mineros. Es por esto que muchos mineros se han trasladado a regiones como el
noreste de China, Chile, Noruega e Islandia, donde se puede obtener electricidad económica a partir de fuentes renovables además de ahorrarse los costes de refrigeración de sus equipos gracias al clima frío.
En Islandia, según NEA, la Autoridad Nacional de Energía del país, casi el 100% de la energía y de la electricidad se generan a partir de fuentes renovables. La energía hidroeléctrica y la geotérmica representan el 99,8 por ciento de la electricidad de Islandia. En Noruega, otro país popular entre los mineros de criptomonedas, la energía hidroeléctrica representa un asombroso 95 por ciento de la electricidad generada en el país. En ambos países, la electricidad consumida por los hogares y las instalaciones está casi totalmente generada por energía limpia y renovable.
Trasladarse a países como Islandia y Noruega es beneficioso para los mineros, porque la electricidad económica reduce considerablemente los costes operativos. Por lo tanto, los mineros siempre buscan regiones con la electricidad más económica, y como resultado de ello, su objetivo son las fuentes renovables de energía eléctrica en países con abundante suministro de energía. Si los mineros están utilizando electricidad sobrante en regiones con abundante suministro de electricidad renovable, entonces no es un problema ni para los mineros, ni para el medio ambiente global.
